Lolea

¿Sabrías enumerar las cosas que te hacen dibujar una sonrisilla tonta en los labios? Esas cosas que te hacen un poco más feliz, que disparan la producción de endorfinas en tu cuerpo.

Tus padres invitándote a comer su comida de toda la vida; ese rayito de sol en la cara a mediodía un día de invierno; tus amigos arrastrándote a una terraza para terminar con agujetas en el vientre de tanto reír; tu hija con la cara llena de pegatinas de Pokemon; o un montón de lunares. Sí, de lunares.

Porque no hay nada con lunares que no te haga feliz: los lunares del abanico que tu abuela te dejaba los días de más calor; ese lunarcito que tu pareja tiene en la mejilla colocado en el sitio justo; los lunares del traje de flamenca con el que bailas como si no hubiera un mañana o los lunares de las botellas de Lolea. La del aperitivo antes de cenar; la del trago en esa azotea con brisa de primavera; la del club de playa en plenas vacaciones.

Todas esas cosas sencillas que consiguen el objetivo máximo de la vida: ser un poco más feliz. Todas esas cosas que crean un #MomentoLolea